La verdad desnuda sobre los resorts nudistas

Andar uno “encuerado” enfrente de extraños se puede sentir raro al principio, pero es una experiencia que todos en algún punto de la existencia deberíamos experimentar, créanme lo que les digo. Después de todo, en carnes llegamos a este redondo mundo y en solo carnes nos vamos a ir.

Hace unas semanas por cuestiones de trabajo y exigencias del destino me toco ir a visitar un resort nudista en Cancún.

Para alguien de mis polendas esto es raro y ahí como me ven, no siempre he sido niña mal portada, y mi curriculum no es tan vasto en esta área como quisiera yo. Mis experiencias se reducen a mis años en la escuela de arte; donde en las clases de dibujo anatómico al desnudo, los pupilos nos teníamos que turnar para la modelada, ya que aunque desprovistos de centavos en el bolsillo para contratar una modelo profesional en ocasiones, no podíamos ofender a las musas y copiar desnudos de los libros, no señor, así que teníamos que entrarle a posar como el creador nos aventó al mundo en pos del aprendizaje.

Mi otra experiencia fue cuando fui a una playa nudista que visitamos por curiosidad en el gabacho en un viaje de carretera, día en el cual hacía tanto frío, que yo lo quería es meterme en mi chamarra otra vez y olvidar la experiencia. Además, creo que esa no cuenta, ya que casi no había nadie en aquel apartado lugar.

Pronto me di cuenta de que, independientemente de mi currículum de desnudas experiencias, estar sin ropa en un lugar tan sexualmente cargado resultó ser mucho más desafiante y, a su vez, reconozco que me sacó de mi zona de confort.

Un poco de las reglas en estos resorts

Los huéspedes tienen la opción de permanecer en el lado “desnudo” o “con ropa opcional” dentro del complejo. El primero requiere desnudez topless en todo momento. En el área “opcional”, los invitados pueden usar tanto (o poco) como deseen. Sin embargo, hay una regla: Pezones y genitales deben cubrirse en las áreas de comedor. No querrás confundir las papayas y las berenjenas.

Las personas que frecuentan estos lugares provienen de todos los ámbitos de la vida. Los solteros y las parejas van porque quieren estar en un entorno de mente abierta y solo para adultos. En algunos casos (en el lado de la ropa opcional), es posible que nunca se quiten la ropa, lo cual está bien. Luego, están aquellos que están en el “estilo de vida” (también conocido como swingers), que pueden vivir sus fantasías por “suaves o salvajes” que estas sean. Aún así, es posible que otros se sientan atraídos simplemente por el entorno desnudo del resort y sigan siendo estrictamente monógamos. Eso también está bien. Independientemente de lo que la gente quiera explorar, los nude resorts proporcionan un entorno sin juicios ni prejuicios para que la gente busque el placer, todo con consentimiento y total respeto por el cuerpo del prójimo, por supuesto.

Descubriendo nuevos horizontes sexuales

Hasta ahora mis esfuerzos sexuales habían estado ligados a eventos sociales específicos y escenarios planificados. Parte del éxito de estos lugares -como me decía un frecuente usuario que conocí – es la idea y la dulce libertad de poder tener una orgía espontánea en tu habitación, recibir sexo oral en una hamaca de piscina o tener sexo literal en un jacuzzi compartido a cualquier hora. Uno se siente como un niño en una tienda de dulces muy (erótica) tentado a probar todos los sabores de la diversión.

También puedes irte del lugar tan virgen como llegaste, ya que si no quieres interactuar y solo deseas disfrutar del ambiente también está bien.

Aún así, después de oír aquello, yo fingí al menos un poco de moderación, ya que estaba “en el trabajo” durante la visita, así que los primeros días mantuve tan bajo el perfil como era posible.

Sin embargo, al paso de los días todo eso cambió, mis factores estresantes desaparecieron, mi yo sexual interior pudo brillar adecuadamente y me enganché, pude hacer amigos platónicos, encontrar personas fascinantes y una gran parte de eso es pasar tiempo desnudo con personas de ideas afines, partícipes o no en algo sexual. No te la puedes creer que estés en el bar de la piscina con tequila en mano hablando del clima, de política, de negocios, de futbol, debatiendo algún tema interesante o cualquier nimiedad estando totalmente desnudo sin que a nadie le importe, todo dentro de un ambiente de total respeto ante las carnes ajenas totalmente expuestas.

Disfrutar y hacer tuya la experiencia, de eso se trata

Si bien te toma algún tiempo encontrarte cómodo con las muestras de afecto sexual, siempre presentes alrededor, finalmente llegas a reconocer y te puede llegar a gustar este tipo de lugares.

Puedes estar desnudo (o no), usar brillantina en los pezones las 24 horas del día, los 7 días de la semana, vestirte con disfraces extravagantes para las noches temáticas y descubrir tu ser sexual intrépido, el que eres sin juzgar ni avergonzar a los demás. Estas escapadas te pueden hacer sentir fuerte y sexy y te dan un impulso de confianza en ti mismo.

Jamás había visto tantos penes y vaginas juntas, hermosos cuerpos bronceados, cuerpos viejos llenos de experiencias, bustos operados, senos naturales, chicos y grandes, tatuajes y cicatrices descubiertas, cuerpos de gym y otros no tanto.

Ahora para mí el concepto de unas vacaciones normales cambió totalmente.

El punto es que la experiencia es mucho más que sexo. Se trata de ser aceptado por quien eres sin juzgar y tener la libertad de explorar tus fantasías. Durante toda mi estadía estuve rodeada de extraños de mente abierta, cálidos y acogedores que me hicieron sentir que pertenezco. Estos espíritus libres provienen de diferentes partes del mundo, de diferentes antecedentes socioeconómicos, creencias religiosas y puntos de vista políticos. Puedes conocer médicos, políticos, madres de familia, bueno, hasta unas dulces abuelitas andaban por ahí. El denominador común es el respeto compartido y un sentido de mente abierta.

Independientemente de la historia, raza, apariencia u orientación sexual de todos, los resort nudistas ofrecen un lugar donde sentirse aceptado por quien eres.

Desnudarse ante extraños es un gran ecualizador. Y esa, es una verdad desnuda.

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